El Papa Francisco ha partido. A los 88 años de edad, falleció este lunes a las 7:35 a.m. (hora de Roma), dejando tras de sí un legado imborrable de humildad, entrega y amor por los más olvidados. Su muerte marca el cierre de un capítulo transformador en la historia de la Iglesia Católica.
“El Papa Francisco ha vuelto a la casa del Padre”, comunicó el Vaticano en un mensaje breve, pero profundamente conmovedor. Sus palabras, sus gestos y su forma de vivir el Evangelio lo convirtieron en una figura universal, más allá de credos y fronteras.
Aun cuando su salud comenzó a debilitarse tras las celebraciones de Pascua, el Papa Francisco continuó cumpliendo con su misión. En sus últimos días, trabajaba en la preparación de un Consistorio para nombrar nuevos cardenales, entre ellos dos mexicanos: Carlos Aguilar Retes y Francisco Robles Ortega. Su visión era clara: dejar sembradas las semillas de unidad para el porvenir de la Iglesia.
El funeral se llevará a cabo en la Basílica Papal de Santa María la Mayor, con una liturgia distinta a la de pontífices anteriores. A partir de su partida, se declarará la Vacante de la Sede Apostólica, y el decano del Colegio Cardenalicio tomará la responsabilidad de conducir el proceso hacia la elección del próximo Papa.
Hoy, el mundo entero se une en oración. No solo despedimos a un líder espiritual, sino a una voz de esperanza en tiempos inciertos, un puente entre culturas y un faro para quienes nunca habían tenido uno.
